Específicas (Specific): Tu meta debe ser concreta. En lugar de “conseguir un buen empleo”, un objetivo más claro podría ser “obtener una entrevista en una empresa tecnológica en Australia en los próximos tres meses”.
Medibles (Measurable): Necesitas indicadores para evaluar tu progreso. Por ejemplo, “postular a cinco vacantes relevantes cada semana”.
Alcanzables (Achievable): Evita fijar metas irrealistas. Si tu nivel de inglés aún no es avanzado, podrías plantearte primero mejorar tu fluidez antes de aspirar a puestos altamente especializados.
Relevantes (Relevant): Asegúrate de que tus metas estén alineadas con tu carrera y el mercado australiano.
Tiempo definido (Time-bound): Pon fechas límites. “Actualizar mi LinkedIn y CV en dos semanas” es una meta concreta y con un marco temporal claro.
Corto plazo: Optimizar tu CV y LinkedIn en dos semanas.
Mediano plazo: Completar un curso relevante en gestión de proyectos en los próximos tres meses 
Largo plazo: Obtener una entrevista en seis meses y una oferta de trabajo en un año.
Celebra los pequeños logros: Conseguir una entrevista, mejorar tu networking o completar un curso son hitos que merecen ser reconocidos.
Revisa y ajusta tus metas: A medida que evolucionas, algunas metas pueden necesitar ajustes. La flexibilidad es clave.
Rodéate de una red de apoyo: Un mentor, un coach de carrera o incluso un grupo de networking pueden hacer la diferencia en tu motivación y perspectiva.

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